miércoles, 27 de julio de 2016

Las comparaciones son odiosas

Tal vez porque hay veces en que cualquier tiempo pasado nos parece mejor. O porque es muy fácil tener una visión romántica prácticamente cualquier época no vivida, o porque, sabe Dios por qué, muchas veces las comparaciones son odiosas. Ésta última es una gran frase y es posible que junto con aquella otra que reza "por la boca muere el pez", sean dos de las mejores oraciones construidas en lengua castellana por el saber que encierran. 

Esta vez, y gracias a un buen amigo, vamos a ver un par de cartas para comparar como funciona el correo según el país o, mejor dicho, vamos a constatar como el correo de campaña ha muerto en España.  

Evidentemente las tropas destacadas en países extranjeros ya no escriben cartas como sucedía hace 50 años. Ahora las formas de comunicación electrónica (email y videoconferencia), así como el teléfono vía satélite, han reducido el uso del correo tradicional a mera correspondencia de postales o envíos a amigos coleccionistas (como es el caso). Así, lo que vamos a ver son dos ejemplos concretos de como se encamina el correo y los vamos a denominar, como suele ser habitual, Caso A y Caso B.

Caso A

Carta remitida desde Líbano, desde el Cuartel General del Este de la misión UNIFIL de Naciones Unidas a España.
Según me dicen, si a uno de nuestros militares se le "antoja" enviar una carta cuando está en una misión exterior a la familia, a un amigo o a quien sea, la carta va sin sello, se mete en una valija militar que se carga en un avión y, al llegar a territorio español se lleva a la oficina de correos más próxima al punto donde el ejercito clasifica el correo, se franquea y matasella. El resto del proceso es el del propio correo español, así que no merece más apreciación. 

Una pena porque tanto el sello como el matasellos son españoles y la única prueba de que la carta se mandó desde el exterior reside en el remite.

Caso B

Carta remitida desde Líbano, desde el Cuartel General de la misma misión humanitaria y al mismo destino. En este caso, en lugar de circularse por la valija española, se circula como si fuese correo de la misión de Naciones Unidas (que lo es, porque quien la remite forma parte del contingente de Naciones Unidas, así que no realiza ninguna diablura). 




Para sonrojo de nuestro servicio postal hay que decir que esta carta llego a destino antes que la anterior pero con una pequeña salvedad: fue a Nueva York (sede de naciones Unidas), se franqueó con sellos de dicho organismo y se circuló desde el código postal de la ONU hasta destino.

Por si con esto no bastase, y aprovechando nuevamente que las comparaciones son odiosas:

Tiene una etiqueta postal que completa el franqueo, la fecha resulta legible (4 de mayo) y lleva sus correspondientes sellos para franquearla (y matasellados y todo!!!).

Hasta aquí el comentario, ahora que cada uno saque sus propias conclusiones.

miércoles, 20 de julio de 2016

El correo tradicional...¡VIVE!


Al modo de un redivivo Dr. Frankenstein me atrevo a realizar esta afirmación. Y a romper una (o varias) lanzas en favor de la denostada Correos. Pero vayamos por partes (como decía Jack el destripador) y tratemos de ver el estado del correo tradicional a través de esta humilde carta comercial.


El sobre

En primer lugar hay que aclarar que no pretendo hacer publicidad de ninguna empresa, pero resulta agradable ver como en pleno siglo XXI continúan existiendo sobres con membrete que no presentan ni la marca de imprenta que acredita un convenio especial con Correos, ni el manido rodillo "franqueo pagado en oficina". 


El sello

Segundo motivo de alegría: no solo se emiten sino que, aunque poco, se usan. Es posible que pronto desaparezcan pero agrada ver que, a grandes rasgos, el sello sigue manteniendo gran parte de su encanto tradicional: figura un valor facial (0,45€), el país (España) y el motivo (en este caso el V centenario del fallecimiento de Cervantes). Peeeeero (siempre tiene que haber uno, o varios): no está dentado, es autoadhesivo (y se desprende mucho antes que los que se usaban antaño) y ya no está dentado. 

El lado de los "peros" contiene varias de las modificaciones del sello que han hecho apartarse del coleccionismo a más de uno, pero que duda cabe que la tecnología y la reducción de costes mandan. 


El matasellos de salida 

Es un rodillo y no es manual, vale. Ahora las máquinas han tomado todos los ambitos de la empresa y muchas veces sería muy dificil (por no decir imposible) funcionar o trabajar sin ellas. Poco se puede decir: nuevamente nos hemos rendido al progreso.

Otra cuestión es que, como critican muchos coleccionistas, ya se ve poco el origen de la correspondencia en los matasellos (otra cuestión que ha "expulsado" a muchos del coleccionismo), y los diferentes CTA que pueblan el territorio se han apropiado de los rodillos pero supongo que los criterios de eficiencia priman sobre otros, lo cual es lógico. Es imposible mantener el romanticismo cuando se habla de una empresa privada que ha de mirar por su balance y el aprovechamiento del tiempo de sus empleados (¡hay que ver que dificil es que te matasellen a mano!).


El "matasellos" de llegada

¡Ay amigo! Matasellos, matasellos, lo que se dice matasellos... Pues no es. Es una especie de código de barras o, para los no iniciados como quien escribe un "palotepalore espacio palotepalote espacio muchospalotes espacio....". En fin, que aquí también se ha perdido el encanto de poder ver cuando llego la carta a destino. Ahora es Correos el único que sabe y puede atestiguar la fecha de llegada. Para un usuario del servicio resulta imposible, salvo por la fecha de recogida en el buzón, justificar la llegada de una carta o poder demostrar un retraso en la entrega si se trata de una carta simple.


Curiosidad

No obstante, en esta carta tan modesta hay un pequeño detalle que podría pasar desapercibido a simple vista: el error en la dirección. Y es que, a pesar de haber un error en uno de los elementos más importantes para que el correo pueda determinar la dirección, la carta llegó a destino. Y lo explico: 28224 es uno de los códigos postales de la madrileña localidad de Pozuelo, mientras que los códigos postales de Alcorcón (supongo que el remitente confundió Pozuelo de Alarcón con Alcorcón) serían del 28921 a 28925.

Conclusión

Pese a todas las modificaciones que ha sufrido el correo en los últimos años, todavía funciona y lo hace aceptablemente bien. Como todo, hay aspectos que se pueden criticar desde diferentes posiciones pero, como suele suceder, nunca llueve a gusto de todos.

miércoles, 13 de julio de 2016

Marcas postales de Madrid 1870-1940 (I)

Recomendar un libro cuando es bueno no es difícil. Si además el autor es "colega", resulta aún más sencillo. Y si encima se dan las 2 condiciones anteriores, entonces se puede decir que te lo han puesto "a huevo". 

Pues sí, ese es el caso. El libro "Marcas postales de Madrid 1870-1940 (I)" es uno de los más exhaustivos estudios sobre historia postal de los que se han publicado recientemente y su autor, Jesús Sitja (mitad gentleman, mitad investigador escrupuloso hasta el extremo), uno de los académicos más activos en lo que a investigaciones y publicaciones se refiere.

Una obra imprescindible en la biblioteca de cualquier estudioso del correo y un acierto de la Biblioteca de Estudios de SOFIMA (Sociedad Filatélica de Madrid). Y no, ni me llevo comisión ni tengo parte en este evento. Pero hay que dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. 

Al margen de presentaciones y parabienes, es un catálogo pormenorizado de las marcas postales de Madrid. Personalmente se echan de menos las propias del correo aéreo que, por razones de espacio (es un "tocho" importante) han quedado para el segundo volumen.


En resumen: una gran publicación.